jueves, 7 de enero de 2010

Pesadilla antes (y durante) la navidad





Tras la tempestad llega la calma. Eso sí, una calma tempestuosa meteorológicamente hablando. Atrás quedan tres semanas de auténtico infarto, una época del año que mucha gente(yo mismo) odia a muerte.

Evidentemente, las razones de este profundo desprecio son de sobra conocidas (y sufridas) por todos nosotros, pobres víctimas de una fuerza incontrolable, ajena y, en la mayoría de los casos, opuesta a nuestra insignificante voluntad. Motivos obvios, manidos, tópicos y típicos pero que nunca me ha dado por destripar en este blog.

La navidad tiene sus cosas buenas, bonitas (pero nunca baratas), que generalmente poco o nada tienen que ver con esta época del año. Eso sí, personalmente, me congratula sobremanera ese inicio pletórico de fiestas con la celebración de eventos varios como cenas, comidas (bodas, bautizos y comuniones) de empresa, colegas, etc. Lamentablemente, este año ni ese consuelo me ha quedado ya que no había colegas de empresa con los que celebrar nada y, por consiguiente, dinero con el que poder hacer lo propio con mi gente. Malo, porque pasado ese momento, el maldito día de la lotería da inicio a un periodo caracterizado por una sucesión de acontecimientos desagradables y ashquerosos que no culmina hasta el ansiado 7 de enero (a Dios gracias).

Después de admirar con insana envidia cómo hordas de mamarrachos celebran la maldita suerte de haber sido premiados en el sorteo de navidad llega mi cumpleaños, es decir, el día en que me hago un año más viejuno. Un discurrir discreto de ese deprimente día podría suavizar el dolor de mi coraçao. Nada más lejos de la realidad, tratándose de una fecha tan señalada el hecho se convierte en un motivo más para el jolgorio dentro de la multitudinaria celebración familiar. Malo, me acerco al precipicio.

Es verdad, gracias a las navidades tenemos una excusa ineludible para reunirnos con los nuestros (cosa que no sucede el resto del año). Pero esto no tendría porque implicar el maltrato físico (homenaje) al que sometemos a nuestro cuerpo. Por otra parte, ¿el hecho de que no veamos a "nuestra sangre" más que en estas fechas, se debe a que no podemos, no nos acordamos o directamente es que no nos sale de los güevos?...cada uno que escoja su motivo. En cualquier caso extraigo bastante más de un encuentro breve y casual con cualquier familiar que durante una numerosa celebración. Solo pero con gente, me produce tanto vacío...

Por eso odio la navidad. Por eso y porque hay más de 6 días completamente inútiles (fiestas, vísperas de fiestas y domingos si no coinciden con las primeras) en los que no puedes hacer más que refugiarte parapetado en casa, debajo de la cama, esperando a que todo este frenesí acabe por fin. Pues eso, el país se paraliza y estampidas de chusma en periodo vacacional se lanzan a las calles, comercios, cines, restaurantes, etc. poseídos por el virus del consumismo; en estado de histeria colectiva, sin más propósito que gastarse la pasta que no tienen de maneras varias, todas ellas absurdas. Ello para que pocos días después encuentren el mismo producto rebajado un 30%. No pasa nada, es navidad.

Se activa la alerta DEFCON2, si quieres salir de casa deberás preparar pinturas de guerra, traje de soldado y fusil de asalto... sobredosis de estrés. Si además te va la marcha y quieres ir al centro de Madrid tendrás la suerte de no gastar un duro en metro porque las mareas humanas te desplazaran de un lado a otro, eso sí, al margen de tus deseos.

Cómo me va a gustar la navidad, el grajo vuela bajo, la programación televisiva es una escoria, se gana peso, los villancicos cebolleros se repiten en tu cabeza one and one more time... y para colmo, se para la liga de fútbol!! sin fútbol!!! mi drojaaaa!!! Arrrrggggg!!!!!!!

Y llega la nochevieja: más exceso, más locura, más gilipollas con petardos. Año nuevo: otro día perdido... y así hasta el día de reyes, paradigma de estas fiestas consumistas. Momento en el que los necios padres de hoy, tras días de búsqueda frenética, agilipollan a sus hijos (y los hijos de sus hermanos, amigos, etc.) cumpliendo con la obligación de inundarles de regalos que el día siguiente van a olvidar. Competencia absurda, imparable escalada de ego materialista: ver quién es el derrochador más molón, el borrego más distinguido. Regalo caro y de moda, muestra de dote y poder. Compensemos meses deficitarios de atención por unos cuantos aparatejos alienatorios que nos permitirán seguir desatendiendo. Y qué decir de los regalos para los adultos, esos que se hacen con todo el cariño (y desconocimiento).

En fin muchachada, mucho (por no decir todo) en la navidad es cartón piedra, completamente farrrrso!!!

Propongo celebrar el fin de la navidad modo IKEA, con la vuelta de la paz perdida. Algo auténtico, que de verdad nos apetezca hacer. Brindemos por el fin de los compromisos, por la recuperación de la libertad.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Scrooge?

Juanlu dijo...

poco me falta :P

torresgump dijo...

Algo bueno ha traído la Navidad: un nuevo artículo mierdero (que no mierdoso). Tanto buen karma últimamente te había dejado casi sin bilis.

A mi la Navidad me gusta, para que negarlo. Pero admito que en el periodo que he estado de vacaciones me he estresado más que en un año de curro. Que suplicio coger el coche, entrar en un centro comercial repleto de aglomeraciones chusmicas.

Nochevieja ya ni me enerva, he pasado a un estado en el que sencillamente me da igual que voy a hacer ese día. Si no he planeado la cena de hermandad, menos ese día de excesos y muchedumbre que por muy peripuesta y perfumada que vaya, la transpiración no perdona.

En fin Mr. Scrooge, espero que no te visite ningún fantasma, porque la Navidad no sería lo mismo sin poder ultrajarla corrosivamente.

Juanlu dijo...

No, si lo que es mierda, haberla hayla. Lo que pasa es que estaba un poco estreñido. Pero ahora estoy más sueltecico y va a empezar a rebrotar por los cuatro costaos :D

Anónimo dijo...

Qué preciosidad de comentario, J...Eres un poeta...(^_^)

Muá

Anónimo dijo...

Me encanta como escribes tio, te lo juro. Te lo escribo en éste artículo, pero no va por éste en concreto ni por otro, sino por todos en general. Tienes el dón para plasmar en palabras lo que a la mayoría nos pasa por la mente.Lo que más me gusta es esa mezcla de vocabulario culto con vocabulario llano. Puedes leer dos renglones y parecen escritos por un eminente catedrático, y los dos siguientes parecen escritos por cualquier gañan (como yo mismo), jejeje.
Me gusta ese estilo, "tú estilo". Tienes q escribir más, pero sin presiones, lo bueno en frasco pequeño.
Además, mola pq escribes cosas, que muchos no nos hemos parado a pensar, pero pq somos unos vagos y unas escorias, y pensar cansa como cualquier otra cosa. Sin embargo, que tu hables de ellas, hace que nos pongamos a pensar. Es como el gimnasio y los aparatos electricos de estimulación. Tu serias el que va al gimnasio, y yo seria de los que al verte que te pones cuadrado me pondría los aparatos, pero si tu no existieras ni fueras al gimnasio, yo tampoco me pondría los aparatos, es decir eres un puto catalizador de mi mente, jajaja.
Así que puedes estar contento, pq cada vez q escribes algo, no solo liberas un poco tu mente, sino que indirecta (o directamente), liberas también la mía.

Un abrazo tío

Carras