lunes, 13 de septiembre de 2010

Atrapados por el dilema



A estas alturas no creo que quede en este país nadie tan cerril como para no admitir las mil y una tropelías que cada uno de los dos partidos políticos mayoritarios (de cuyo nombre no quiero acordarme) llevan a cabo día tras día en cualquier punto de la geografía nacional. Sus instrumentos de propaganda (que algunos dan en llamar medios de comunicación) ya se encargan con ahínco de que la mayor cantidad de ponzoña producida por el enemigo quede bien oreadita a la vista del ciudadano de a pie.

Pues bien, dando por hecho que el ciudadano medio ostenta una inteligencia superior a la de una ameba (mucho suponer) lo cual le lleva a ser consciente de lo sinvergüenzas e incapaces (a partes iguales) que son nuestros políticos, ¿Por qué los resultados apenas varían de unas elecciones a otras?

Parece mentira, el único momento en el que podemos hacer uso de la democracia y para que poquito nos sirve. Pues bien, algunos dirán que se trata de un sencillo problema de ausencia de alternativas. Yo, sin embargo, creo que la verdadera razón es mucho más sencilla pero a la vez infinitamente más jodida de cambiar.

La respuesta se encuentra en el dilema del prisionero. Me explico, se trata de un problema fundamental de la teoría de los juegos en el que dos personas pueden no cooperar a pesar de que el resultado de la cooperación interese a ambas. Os resumo con el siguiente cuadrito:




Tenemos a dos presos interrogados por Grissom acusados de haber cometido un delito. Las posibles situaciones son las siguientes: si ninguno de los dos confiesa inculpando al otro les caerá un año de prisión. Si uno de los dos habla le cae la pena íntegra de 6 años al otro y si ambos se acusan se reparte la pena. Es decir, tres añitos para cada uno.

Mediante un equilibrio de Nash, usease, ante el canguelo de que el otro raje y le caiga todo el marrón a uno mismo, ambos dos acaban cantando pese a que lo óptimo sería que no lo hicieran.

Aplicado a nuestro caso, el votante más cercano a unas posiciones de derecha acabará siempre votando al PP a pesar de todas las barbaridades que pueda haber cometido en lugar de tomar la decisión óptima (no votarle y votar a otro partido). El individuo no le penalizará por temor a que el PSOE gane. Es decir, por temor a que el otro votante, el de izquierdas, vote al PSOE, el votante "de derechas" acabará votando al PP.

En el supuesto inverso sucederá lo mismo. Finalmente y a pesar de los pesares, es decir, a pesar de 4 años de pura burla al sistema (mal llamado) democrático por parte de ambos, los resultados apenas sufrirán una ligera variación que, a lo sumo, supondrá un traslado de poder de uno en favor del otro. Este hecho reforzará en ambas directivas la sensación de absoluta impunidad sobre sus actos y de divina inmunidad de sus representantes.

No es de extrañar pues que tomemos como algo cotidiano, como algo que forma parte de nuestras vidas los continuos abusos de poder de los caciques regionales, la demostrada incapacidad de los jefes de gobierno y sus equipos, el despilfarro generalizado del dinero que se expropia de nuestros bolsillos, la prostitución política frente a las autonomías, auténticas gobernantes estatales desde la minoría, la pasividad de la oposición, la corrupción extrema del principio de separación de poderes...y un largo etcétera.

Los escándalos más sonados apenas pueden suponer unas decenas de miles, cientos si acaso, de votos. Algo que debía suponer la lapidación y hundimiento inmediato de un partido se convierte en algo habitual. Damos por hecho que el poder envilece y acatamos servilmente la situación votando cada 4 años a los mismos cabrones.

Estamos atrapados por el bipartidismo, por la polarización de las Españas, por el dilema del prisionero. Ni Rosa ni los Ciutadans han conseguido hacer mella en esta tirana hegemonía. Me produce claustrofobia e impotencia, me desespera.

¿Quién se anima a formar un nuevo partido que acabe de una puta vez con esta mafia política?

martes, 13 de julio de 2010

Viva la agonía!!!

Y España ganó el mundial. Y lo hizo de la manera que mejor nos sabe, con altas dosis de sufrimiento, en el último momento, cuando parecía imposible y ante un rival duro, desagradable y antipático. Los buenos ganaron, salvaron al mundo, destruyeron al malo y se quedaron con la chica. El país lo celebró con una euforia desmedida y es que el deporte en general (y el fútbol en particular) tiene, en muchas ocasiones, un componente de épica que hace que sus protagonistas alcancen el rango de héroes nacionales y más en función del rango de la victoria conseguida.

Evidentemente, a nadie se le escapa (ni a los más demagogos antifutboleros, muchos de los cuales han acabado rendidos a la epidémica emotividad de estos acontecimientos) que se trata de un hito histórico nacional que traspasa lo puramente deportivo y que siempre será recordado e invocado como si se tratase de una leyenda protagonizada por auténticos dioses.

Y es que, efectivamemte, con sufrimiento los logros son infinitamente más importantes y valiosos. Sin agonía no puede haber gloria. Ello engrandece la figura del rival y la gesta realizada. El ser humano necesita superarse para realizarse. Lo fácil es vulgar, lo imposible es un reto que engancha como una droga; perseguirlo y alcanzarlo proporciona un éxtasis difícilmente igualable. El deporte es éxtasis y el fútbol más. Aquí va un recopilatorio de momentos hemorrágicos de placer, victorias imposibles, remontadas agónicas en el último instante, vuelcos increibles de los marcadores que desataron la locura y que quedaron grabados con letras de oro en la leyenda del deporte.

TOP TEN DE FINALES DE INFARTO EN EL MUNDO DEL DEPORTE

1)El gol de Iniesta a punto de acabar la prórroga en la, ya histórica, final del mundial:





2)El gol de Iniesta al Chelsea.

No es la primera vez que este chiquitín salva el culo de su equipo en el último momento, cuando todo parecía perdido. En la vuelta de las semifinales de la Champions del 2009 en Stamford Bridge, cuya final no podía ser de nuevo protagonizada por dos equipos ingleses (a juicio de la UEFA), Iniesta clavó un gol espectacular, justito antes del pitido final, que clasificó al Barcelona para la gran final contra el Manchester de Cristiano, en la que sería su tercera Champions:





3)El gol de Alfonso en la Euro 2000.

España necesitaba ganar a Yugoslavia para pasar a cuartos de final de la competición. Sin embargo, en el minuto 89 España perdía 2-3. Mendieta empataba en el 90, después pasó esto...



Momentazo de euforia que no sirvió demsiado ya que en la siguiente ronda caímos con la Francia de Zidane (tras el famoso fallo del penalty de Raúl)




4)El gol de Señor.

España necesitaba ganar por 11 goles de diferencia para clasificarse para la fase final de la Euro del 84. Mal empezaba la cosa porque la débil Malta nos marcó un gol que nos obligaba, nada menos, que a meter 12. En la primera parte costó abrir la lata, en la segunda comenzó el festival cuya guinda puso Señor en el minuto 83...



En la fase final de la Euro del 84 España llegó a la final en la que perdió con Francia, la anfitriona, tras la histórica "cantada" de Arconada al saque de falta de Michel Platini.



5)El gol de Nayim.

Espectacular golazo desde el medio del campo de Nayim que dio el título de la recopa del 95 al Zaragoza frente al Arsenal en el tiempo de descuento de la prórroga:






6)El gol de Van Nistelrooy + el gol de Tamudo en la penúltima jornada de la liga del 2007.

El Madrid, de la mano de Capello remontó y arrebató la liga al Super Barcelona de Messi y cia. Ese final de temporada será recordado siempre por la afición madridista, un final de Liga de infarto en el que el Madrid sufrió para remontar numerosos partidos(4-3 al Español en el último minuto tras ir perdiendo 1-3, 2-3 al Recreativo de Huelva en el último minuto...) hasta llegar a la penúltima jornada con opciones. El Madrid debía calcar el resultado que obtuviese el Barcelona para depender de sí mismo en la última jornada que se jugaría en el Bernabéu contra el Mallorca. El Barcelona vencía 2-1 en su campo al Español con un Messi imitador de Maradona y su "mano de Dios", el Madrid, por contra, perdía 2-1 en campo del Zaragoza. Hasta que llegó el último minuto...





7)Gol de Santillana al Borussia Mönchengladbach en la vuelta de los octavos de final de la UEFA 86.

Si hay un equipo que se movía como pez en el agua en los momentos de agonía ese fue el Madrid del miedo escénico. Y no es de extrañar, contando en sus filas con Camacho, Santillana, Juanito, etc. lo que sobraba en ese grupo era testosterona. El talento de los púber de la Quinta del Buitre y los bemoles de los "machos" supuso una mezcla muy productiva que, entre otras cosas, reportó al Madrid dos copas de la UEFA. El guión en cada eliminatoria era siempre el mismo: el Madrid era humillado en la ida jugada fuera de casa mientras que en la vuelta remontaba. En este caso, el 5-1 en Alemania fue contestado con un antológico 4-0 en el Bernabéu. Parecía que los Camacho y cia necesitaban un poco de emoción para ponerse las pilas, lo que está claro es que les iba la marcha. Una pena que no haya sonido de la retransmisión en directo que acompañe las imágenes del cuarto gol, el que culminaba la remontada...





8)El gol de Solskjaer.

Final de la Champions League de 1999. Uno de los momentos más memorables de la historia del fútbol. El Manchester dio la vuelta a una final que parecía perdida en el último suspiro con dos goles en apenas tres minutos. Absolutamente increíble!!





9)El gol de Rivaldo.

Lo sé, alcanzar un cuarto puesto en la Liga española no es precisamente un mérito histórico y más para un equipo como el Barcelona pero si tenemos en cuenta la forma en que Rivaldo lo consiguió quizá podamos hacer una excepción...





10)El triple de Herreros.

Entre tanto fútbol se me ha colado un intruso. Creo que el último minuto del último partido de toda una final de la Liga ACB en el que un equipo remonta 8 puntos a otro en 40 segundos merece, por derecho propio, ser incluido en este top ten de finales de infarto:




Que subidón de adrenalina eh!

domingo, 20 de junio de 2010

La verdadera fábula de la cigarra y la hormiga



A menudo reflexiono sobre mi mala fortuna al haberme dado cuenta tan tarde de que los valores en que había sido educado eran los erróneos. Mis principios morales son los de los losers, los de la chusma explotada, sojuzgada, deprimida y reprimida. Los de la insignificante masa. ¿¿Por qué digo esto?? Por la observación del día a día. Cientos de ejemplos se presentan una y otra vez ante mis sentidos reforzando paulatinamente la idea de que el cuento que me vendieron no es más que una patraña. La fábula de la cigarra y la hormiga, paradigma de estos valores éticos, constituye un ejemplo inmejorable para ilustraros lo que pienso. Todos sabemos de qué trata esta popular historia con moraleja, sin embargo, a los que mueven los hilos del mundo les contaron otra versión. En esta versión alternativa, la que le cuentan a la “élite”, (no, no gana la cigarra, ¿¿tan previsible me creéis??) la hormiga sigue siendo ese personaje que vive en permanente estado de "escornamiento", trabajando de sol a sol para poder ganarse el pan y el cobijo. La cigarra, por otro lado, es ese personaje perezoso y despreocupado, esa fiestera empedernida a la que se la suda completamente el día de mañana. La que hipoteca su futuro por el carpe diem. En este caso, es decir en la realidad, la cigarra no muere de hambre y frío por la insolidaridad de la hormiga ya que el socialismo se asegura de proveerle la limosna necesaria para sobrevivir a cambio de su módico y fiel voto.

La historia que nos cuentan al populacho en realidad omite a un personaje, ese personaje es crucial ya que maneja los destinos de los otros dos. El afortunado no es ni más ni menos que el piojo, o si queréis la chinche, pulga o garrapata. La garrapata tiene en común con la cigarra su alergia al trabajo. Sin embargo, mientras que la cigarra, tonta de baba, no sabe qué coño quiere en la vida y se mueve en la dirección que le lleva la corriente, la garrapata tiene muy claras las ideas. Y es que, por puro instinto o gracias a un exhaustivo entrenamiento desarrollado en su contexto socio-familiar, la garrapata se caracteriza por poseer un sistema de supervivencia tremendamente efectivo. A saber: el parasitismo.

Aunque la podemos encontrar en cualquier ámbito de la vida, sus aptitudes están especialmente diseñadas para la actividad política (que es donde más puede uno rascar sin necesidad de ostentar otro talento que el innato o concienzudamente aprendido de lamer los culos apropiados). De este modo, la garrapata le chupa la sangre a la hormiga y con las sobras contenta a la cigarra que, agradecida por el regalo, le muestra total lealtad apoyando legislatura tras legislatura su permanencia en el poder. Mientras tanto, la hormiga, exhausta por su agotador día a día, busca evadirse en sus ratos libres y apenas repara (ni se molesta en reparar) en cómo los otros dos personajes se aprovechan ampliamente sin dar palo al agua de los frutos obtenidos con el sudor de su frente.

Si a mí me cuentan esto de pequeño habría elegido, invertido y luchado por ser garrapata que es la que parte, reparte y se lleva la mejor parte. En la puta vida habría empatizado con la hormiga, bien lo sabe Dios. Para que haya garrapatas primero debe haber hormigas, desde luego, pero, claro está, no habría elegido ser una de ellas. En fin, que si la ética del esfuerzo, que si el trabajo dignifica... amadas y desgraciadas congéneres hormigas, somos unas jodidas pringadas.

jueves, 11 de marzo de 2010

Diagnóstico: cáncer terminal





Transcurría el mes de febrero del 2002, el ex-jugador del Bayern Salihadmizic declaraba en la víspera del partido de vuelta de cuartos de final de la Champions en el Bernabeu que el Madrid tenía por costumbre cagarse en los pantalones. No podía estar más equivocado, el Madrid hizo pagar al Bayern semejante ofensa con una exhibición de garra, poderío y fútbol que significó la eliminación del equipo teutón. Entonces, el Madrid imponía respeto y el Bernabeu reverdecía la época del miedo escénico. Eran otros tiempos, en esa edición el Madrid ganó la Champions, la última hasta la fecha.

Era la transición entre la quinta del Ferrari (Mijatovic, Seedorf, Suker, Roberto Carlos, etc.) y la de los galácticos (Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham), el ciclo más exitoso de la historia reciente del Madrid gracias al equilibrio deportivo que se alcanzó en el club por la coincidencia de primeras figuras con experimentados jugadores de la casa y una sacrificada clase media. Este cóctel explosivo de talento, ambición, personalidad, veteranía, competitividad y rigor táctico tuvo como resultado un Madrid potente y dominador en Europa durante una etapa de 5-6 años.

Este proyecto se fue resquebrajando por la megalomanía de Florentino que, nada más llegar, sustituyó pieza por pieza la maquinaria perfectamente engrasada que recogió, provocando la pérdida de coherencia en la composición de la plantilla. El envoltorio era más bonito y a todos nos deslumbró desde el principio, sin embargo, en el interior, el engranaje dejó de funcionar poco a poco. En el periodo que va del 2000 al 2004 el Madrid inició un proceso en el que dejó de ser un club de fútbol para convertirse en una concentración de multinacionales del marketing. Florentino exterminó a la llamada clase media y construyó un equipo de figuras de videojuego que los "entrenadores-marioneta" (cuyo máximo exponente fue Carlos Queiroz) a duras penas podían encajar con calzador en el once inicial. Por el contrario, el banquillo quedaba poblado por un grupo de "jóvenes escasamente preparados" que de ningún modo podía sustituir con mínimas garantías al ramillete de vedettes envejecidas y saciadas de éxitos que maltrotaban por el terreno de juego. Al inicio del 2004 el mundo entero se maravillaba por semejante acumulación de estrellas en un solo equipo. Sin embargo, el sueño iba a durar poco…

Y el principio del fin (que se inició en la final de la copa del rey de ese mismo año en la que el Madrid cayó frente al Zaragoza) tuvo su culmen al llegar a los cuartos de final de la Champions con el Mónaco. El Madrid, tras un cómodo 4-2 en la ida y 0-1 en el descanso de la vuelta, sufrió el primero de los sucesivos "chorreos" que, hasta el día de hoy, han ido llegando en las eliminatorias de la máxima competición continental. Motivado por el “estamos fundidos” de Zidane a Giuly, el Mónaco hizo ver al mundo entero que no había porqué seguir teniendo respeto al pomposo Madrid galáctico que, en sus entresijos, era un equipo descaradamente frágil y vulnerable. El monstruo creado por Florentino había empezado a devorarse a sí mismo.

Y en lugar del respeto ajeno surgió el complejo propio. Un complejo que hoy, 6 años después, y tras infinitos cambios de cromos en todos los estamentos, sigue latente en el club. Todo aquel que ingresa queda automáticamente infectado como si de una epidemia se tratase. Da igual si cambiamos al entrenador o renovamos la plantilla entera, no importa la edad, experiencia o procedencia del jugador, ni siquiera es relevante si se trata de una figura venida de otro planeta como Cristiano Ronaldo. Todo el que pasa a formar parte del Madrid sufre el mismo cuadro clínico caracterizado por los siguientes síntomas cuando, cada año, llegan los octavos de la Champions: inseguridad, parálisis, bloqueo general, falta de confianza, ansiedad en grado sumo, pérdida de claridad de ideas, amnesia futbolística, cagómetro en niveles máximos y condición física lamentable. La realidad permanece oculta a lo largo de la temporada y sólo sale a la luz cuando el Madrid abandona la pobre y mediocre liga española para enfrentarse a equipos europeos súper preparados física, táctica y mentalmente. La imagen es, una y otra vez, lamentable, de caos e improvisación absoluta, de frustración e impotencia, de falta de un plan de actuación. En definitiva, de pérdida generalizada de papeles.

Todos los años pasa lo mismo: distintos protagonistas, idéntico guión. Creo que más le valdría a Florentino invertir el dinero en la investigación de una vacuna que acabase con el devastador mal que está asolando el prestigio de este centenario club en lugar de emprender más fichajes multimillonarios.

Y es que si el Madrid quiere volver a ser lo que algún día fue debe empezar desde cero, reconstruirse a sí mismo, hacer que, de nuevo, el fútbol vuelva a ser lo más importante dentro de este circo. Depurar la contaminación ambiental que le rodea, estirpar el cáncer mediático e institucional que arrasa sin piedad todos y cada uno de los proyectos que se llevan a cabo dentro del club. Ese caldo de cultivo de impaciencia y psicosis generalizada que desestabiliza al equipo cuando viene el más mínimo resultado negativo. La inmensa presión procedente de todos los agentes involucrados que no perdona el más mínimo error. El sensacionalismo, ventajismo y oportunismo de la prensa. La precaria condición de los entrenadores que permanentemente se encuentran en el ojo del huracán, sin crédito ni autoridad. La ausencia de un plan de trabajo riguroso, profesional e intenso y el, en ocasiones, dudoso compromiso de algunos jugadores, más pendientes de los flashes y su ego que de otra cosa.

Florentino, ya has puesto la pasta. Te queda el resto por hacer…

domingo, 28 de febrero de 2010

Dos meses en el infierno





La cuadratura del círculo es encontrar curro en época de crisis galopante con más de 4 millones de parados. Por imposible que parezca, hubo otros antes que yo. Mucho he reflexionado durante estos dos meses, más de lo que habría querido. La conclusión que cabe sacar es que, aunque no es fácil tener suerte, lo más normal es que ésta no te vaya a buscar a la puerta de casa. Ya sé lo que estáis pensando, hay algunos que han nacido de pie pero, desgraciadamente, la mayoría de los comunes mortales nos lo tenemos que currar y mucho para alcanzar cualquier mínimo logro. Lo que me ha quedado claro durante este tiempo es que toda oportunidad surge a partir de la constancia. Sí, la suerte se busca.

Cuando las cosas vienen mal dadas no queda más pelotas que apretar los dientes y levantarte una y otra vez pese a que te lluevan las ostias por los cuatro costados. Habrá días mejores y días peores pero si no se afronta la situación con un poco de frialdad, racionalidad y un mucho de motivación, puedes darte por jodido. El derrotismo no lleva a ninguna parte, si queremos salir del hoyo hay que ser constructivos. Por supuesto que el éxito no es siempre consecuencia directa de nuestro esfuerzo y nuestros méritos pero en lo que a nosotros respecta son las únicas variables que podemos controlar (además de, como no y el que pueda, las influencias ;D)

Personalmente, lo peor de estos dos mesecitos en el infierno ha sido el clima de psicosis paranoide e histeria colectiva que se ha generado alrededor de mí, "el infectado". Una mezcla de nerviosismo, preocupación, y compasión de la que es difícil abstraerse y que no ayuda demasiado a mantener la cabeza fría. Por todos es sabido el hecho de que quedarse en el paro tiene una componente social y familiar de una importancia tan grande como la que se deriva de la esencia del propio problema en sí mismo.

Dicho esto, no es menos cierto que siempre reconforta saber cómo en momentos jodidos hay gente a tu lado a la que le importas. Aunque la forma de demostrarlo no sea siempre la más beneficiosa, ahí queda el detalle.

Otra cosa que me ha llamado poderosamente la atención durante este periodo es cómo el existencialismo se borra de un plumazo cuando aparece la necesidad. Cuando regresamos a ese estado primitivo en el que lo principal es la pura y dura supervivencia y nace ese instinto animal que yacía aletargado por el estado de comodidad que alcanzamos inmersos en nuestro universo materialista. Todas aquellas frívolas preocupaciones nacidas de la ausencia de verdaderos problemas y de un exceso de tiempo para pensar dejan de tener sentido cuando ni siquiera lo básico está asegurado. La razón, esa poderosa herramienta tan frecuentemente utilizada por los humanos con fines necios y absurdos.

Por otro lado, y aunque parezca mentira, una de las cosas más duras del paro es no tener nada obligatorio que hacer. Así es, por mucho que reneguemos de la rutina, por mucho que la odiemos y repudiemos, el ser humano necesita como el comer esas pautas básicas que guian nuestra existencia y sin las que, irremediablemente, llega el total y absoluto desquicie. La completa libertad está reñida con la cordura. Ello me llevó a pensar en los pobres que tan pronto alcanzan el éxito. Aquellos a los que no les queda nada más que hacer en esta vida. Me compadezco de ellos, con tanto tiempo libre y sin más metas a las que llegar, irremediablemente les espera el vacío y la autodestrucción. Deportistas, artistas diversos... incomprendidos todos. Qué duro papel el vuestro: famosos, venerados, forrados hasta las trancas y tan desgraciados al fin y al cabo... no me cambiaba por vosotros...kjjjjjjjjjjj!!!

En fin, yo creía que haber vivido esta etapa me habría hecho adquirir perspectiva y que nunca mais sucumbiría a ese peligroso binomio compuesto por capacidad para pensar+tiempo para llevarla a cabo. Craso error, tres semanas después las tontás ya empiezan a inundar mi imaginaçao. Apenas queda in my mind nada de mis recientes reflexiones y el mecanismo para la creación de problemas de la nada como consecuencia de la desocupación de la mente y del estado de ociosidad del instinto de supervivencia ha vuelto a resurgir con más fiereza que nunca. Era de esperar...

jueves, 7 de enero de 2010

Pesadilla antes (y durante) la navidad





Tras la tempestad llega la calma. Eso sí, una calma tempestuosa meteorológicamente hablando. Atrás quedan tres semanas de auténtico infarto, una época del año que mucha gente(yo mismo) odia a muerte.

Evidentemente, las razones de este profundo desprecio son de sobra conocidas (y sufridas) por todos nosotros, pobres víctimas de una fuerza incontrolable, ajena y, en la mayoría de los casos, opuesta a nuestra insignificante voluntad. Motivos obvios, manidos, tópicos y típicos pero que nunca me ha dado por destripar en este blog.

La navidad tiene sus cosas buenas, bonitas (pero nunca baratas), que generalmente poco o nada tienen que ver con esta época del año. Eso sí, personalmente, me congratula sobremanera ese inicio pletórico de fiestas con la celebración de eventos varios como cenas, comidas (bodas, bautizos y comuniones) de empresa, colegas, etc. Lamentablemente, este año ni ese consuelo me ha quedado ya que no había colegas de empresa con los que celebrar nada y, por consiguiente, dinero con el que poder hacer lo propio con mi gente. Malo, porque pasado ese momento, el maldito día de la lotería da inicio a un periodo caracterizado por una sucesión de acontecimientos desagradables y ashquerosos que no culmina hasta el ansiado 7 de enero (a Dios gracias).

Después de admirar con insana envidia cómo hordas de mamarrachos celebran la maldita suerte de haber sido premiados en el sorteo de navidad llega mi cumpleaños, es decir, el día en que me hago un año más viejuno. Un discurrir discreto de ese deprimente día podría suavizar el dolor de mi coraçao. Nada más lejos de la realidad, tratándose de una fecha tan señalada el hecho se convierte en un motivo más para el jolgorio dentro de la multitudinaria celebración familiar. Malo, me acerco al precipicio.

Es verdad, gracias a las navidades tenemos una excusa ineludible para reunirnos con los nuestros (cosa que no sucede el resto del año). Pero esto no tendría porque implicar el maltrato físico (homenaje) al que sometemos a nuestro cuerpo. Por otra parte, ¿el hecho de que no veamos a "nuestra sangre" más que en estas fechas, se debe a que no podemos, no nos acordamos o directamente es que no nos sale de los güevos?...cada uno que escoja su motivo. En cualquier caso extraigo bastante más de un encuentro breve y casual con cualquier familiar que durante una numerosa celebración. Solo pero con gente, me produce tanto vacío...

Por eso odio la navidad. Por eso y porque hay más de 6 días completamente inútiles (fiestas, vísperas de fiestas y domingos si no coinciden con las primeras) en los que no puedes hacer más que refugiarte parapetado en casa, debajo de la cama, esperando a que todo este frenesí acabe por fin. Pues eso, el país se paraliza y estampidas de chusma en periodo vacacional se lanzan a las calles, comercios, cines, restaurantes, etc. poseídos por el virus del consumismo; en estado de histeria colectiva, sin más propósito que gastarse la pasta que no tienen de maneras varias, todas ellas absurdas. Ello para que pocos días después encuentren el mismo producto rebajado un 30%. No pasa nada, es navidad.

Se activa la alerta DEFCON2, si quieres salir de casa deberás preparar pinturas de guerra, traje de soldado y fusil de asalto... sobredosis de estrés. Si además te va la marcha y quieres ir al centro de Madrid tendrás la suerte de no gastar un duro en metro porque las mareas humanas te desplazaran de un lado a otro, eso sí, al margen de tus deseos.

Cómo me va a gustar la navidad, el grajo vuela bajo, la programación televisiva es una escoria, se gana peso, los villancicos cebolleros se repiten en tu cabeza one and one more time... y para colmo, se para la liga de fútbol!! sin fútbol!!! mi drojaaaa!!! Arrrrggggg!!!!!!!

Y llega la nochevieja: más exceso, más locura, más gilipollas con petardos. Año nuevo: otro día perdido... y así hasta el día de reyes, paradigma de estas fiestas consumistas. Momento en el que los necios padres de hoy, tras días de búsqueda frenética, agilipollan a sus hijos (y los hijos de sus hermanos, amigos, etc.) cumpliendo con la obligación de inundarles de regalos que el día siguiente van a olvidar. Competencia absurda, imparable escalada de ego materialista: ver quién es el derrochador más molón, el borrego más distinguido. Regalo caro y de moda, muestra de dote y poder. Compensemos meses deficitarios de atención por unos cuantos aparatejos alienatorios que nos permitirán seguir desatendiendo. Y qué decir de los regalos para los adultos, esos que se hacen con todo el cariño (y desconocimiento).

En fin muchachada, mucho (por no decir todo) en la navidad es cartón piedra, completamente farrrrso!!!

Propongo celebrar el fin de la navidad modo IKEA, con la vuelta de la paz perdida. Algo auténtico, que de verdad nos apetezca hacer. Brindemos por el fin de los compromisos, por la recuperación de la libertad.