domingo, 28 de febrero de 2010

Dos meses en el infierno





La cuadratura del círculo es encontrar curro en época de crisis galopante con más de 4 millones de parados. Por imposible que parezca, hubo otros antes que yo. Mucho he reflexionado durante estos dos meses, más de lo que habría querido. La conclusión que cabe sacar es que, aunque no es fácil tener suerte, lo más normal es que ésta no te vaya a buscar a la puerta de casa. Ya sé lo que estáis pensando, hay algunos que han nacido de pie pero, desgraciadamente, la mayoría de los comunes mortales nos lo tenemos que currar y mucho para alcanzar cualquier mínimo logro. Lo que me ha quedado claro durante este tiempo es que toda oportunidad surge a partir de la constancia. Sí, la suerte se busca.

Cuando las cosas vienen mal dadas no queda más pelotas que apretar los dientes y levantarte una y otra vez pese a que te lluevan las ostias por los cuatro costados. Habrá días mejores y días peores pero si no se afronta la situación con un poco de frialdad, racionalidad y un mucho de motivación, puedes darte por jodido. El derrotismo no lleva a ninguna parte, si queremos salir del hoyo hay que ser constructivos. Por supuesto que el éxito no es siempre consecuencia directa de nuestro esfuerzo y nuestros méritos pero en lo que a nosotros respecta son las únicas variables que podemos controlar (además de, como no y el que pueda, las influencias ;D)

Personalmente, lo peor de estos dos mesecitos en el infierno ha sido el clima de psicosis paranoide e histeria colectiva que se ha generado alrededor de mí, "el infectado". Una mezcla de nerviosismo, preocupación, y compasión de la que es difícil abstraerse y que no ayuda demasiado a mantener la cabeza fría. Por todos es sabido el hecho de que quedarse en el paro tiene una componente social y familiar de una importancia tan grande como la que se deriva de la esencia del propio problema en sí mismo.

Dicho esto, no es menos cierto que siempre reconforta saber cómo en momentos jodidos hay gente a tu lado a la que le importas. Aunque la forma de demostrarlo no sea siempre la más beneficiosa, ahí queda el detalle.

Otra cosa que me ha llamado poderosamente la atención durante este periodo es cómo el existencialismo se borra de un plumazo cuando aparece la necesidad. Cuando regresamos a ese estado primitivo en el que lo principal es la pura y dura supervivencia y nace ese instinto animal que yacía aletargado por el estado de comodidad que alcanzamos inmersos en nuestro universo materialista. Todas aquellas frívolas preocupaciones nacidas de la ausencia de verdaderos problemas y de un exceso de tiempo para pensar dejan de tener sentido cuando ni siquiera lo básico está asegurado. La razón, esa poderosa herramienta tan frecuentemente utilizada por los humanos con fines necios y absurdos.

Por otro lado, y aunque parezca mentira, una de las cosas más duras del paro es no tener nada obligatorio que hacer. Así es, por mucho que reneguemos de la rutina, por mucho que la odiemos y repudiemos, el ser humano necesita como el comer esas pautas básicas que guian nuestra existencia y sin las que, irremediablemente, llega el total y absoluto desquicie. La completa libertad está reñida con la cordura. Ello me llevó a pensar en los pobres que tan pronto alcanzan el éxito. Aquellos a los que no les queda nada más que hacer en esta vida. Me compadezco de ellos, con tanto tiempo libre y sin más metas a las que llegar, irremediablemente les espera el vacío y la autodestrucción. Deportistas, artistas diversos... incomprendidos todos. Qué duro papel el vuestro: famosos, venerados, forrados hasta las trancas y tan desgraciados al fin y al cabo... no me cambiaba por vosotros...kjjjjjjjjjjj!!!

En fin, yo creía que haber vivido esta etapa me habría hecho adquirir perspectiva y que nunca mais sucumbiría a ese peligroso binomio compuesto por capacidad para pensar+tiempo para llevarla a cabo. Craso error, tres semanas después las tontás ya empiezan a inundar mi imaginaçao. Apenas queda in my mind nada de mis recientes reflexiones y el mecanismo para la creación de problemas de la nada como consecuencia de la desocupación de la mente y del estado de ociosidad del instinto de supervivencia ha vuelto a resurgir con más fiereza que nunca. Era de esperar...