jueves, 9 de julio de 2009

Be Edu my friend





Completamente consciente de que la realidad es un concepto subjetivo y como tal, producto de la percepción de cada uno de nosotros, llevo mucho tiempo con la idea clara de que lo correcto es adoptar la filosofía del pragmatismo partiendo del profundo conocimiento de nuestra propia personalidad.

La teoría es relativamente sencilla, si eres capaz de conocerte hasta el punto de anticipar tus respuestas ante determinados estímulos, sabrás cuales buscar o evitar en función del beneficio que te reporten y cómo enfrentarte a las distintas situaciones que se puedan presentar en tu camino. Cierto es que las cosas no son tan sencillas porque no todo mal es evitable ni todo bien accesible. Sin embargo, sí se puede minimizar el daño y optimizar el resultado. Por otra parte, si uno es capaz saber dónde está, podrá analizar objetivamente si es posible llegar a donde quiere asumiendo de forma realista sus opciones, ajustando sus expectativas y evitando dramáticas frustraciones.

Evidentemente es absurdo pensar que todas las vivencias se pueden racionalizar de forma inmediata, que somos frías máquinas que proporcionamos una solución automática ante un escenario dado. Es esa densa capa de emociones, ilusiones e instintos que llevamos dentro la que nos enreda y nos confunde, la que nos provoca una completa desorientación en no pocos momentos. Asumiendo la vulnerabilidad causada por este hecho, no queda más vía que la de ser lo suficientemente fuerte como para no derrumbarse cuando uno se encuentra expuesto. Hay que esperar el cese de la tormenta amarrado a donde se pueda y aprovechar los momentos de claridad para plantear las situaciones desde la perspectiva del realismo, de forma constructiva.

Una vez se ha sido capaz de ver, aunque sea por una vez, con claridad, todo es mucho más sencillo y, con esfuerzo, se puede llegar a controlar y contrarrestar la caprichosa tiranía de los sentimientos. Se trata de tener una pauta, un plan de actuación elaborado objetiva y concienzudamente al que aferrarse cuando nos vemos afectados por la vulnerabilidad.

Mi lucha es permanente y va encaminada a conseguir la mayor adaptación posible de mi mismo al entorno que me rodea o, si se quiere, que éste se parezca lo más posible a lo que yo quiero que sea. Adaptarse o morir, asumir lo que hay deportivamente y sin dramatismo. La seguiré cagando una y otra vez pero el objetivo es claro y meridiano: pasar esta vida de la mejor manera sabiendo lo que hay dentro y fuera de ti.

4 comentarios:

Ana dijo...

¿Y lo de Edu?

Cristina dijo...

i'm not understanding anything - the fact is, i don't even understand me, how can i understand you?

Juanlu dijo...

jajaja! Edu es un colega con una capacidad camaleónica de adaptación a las circunstancias. Analiza la situación y saca lo mejor que puede sacar. Ese es el camino ;)

Ana dijo...

No suena mal, no. Aprende mucho de él y luego me enseñas :-P