domingo, 17 de mayo de 2009

Morir de hambre o morir de asco





Y llega el Lunes con el puto amanecer (o sin él). Te preparas reuniendo las energías que encuentras para iniciar una nueva escalada a la cima semanal. Compartes el camino con cientos de almas sin alma, silenciosas y alienadas. Llegas por inercia a tu destino en el que, de alguna manera, te reactivas para empezar a hacer lo mismo de siempre. Nada apenas cambia y así transcurre tu insulso día hasta que sales y llegas a casa, cansado y exprimido. Lo suficiente como para no pararte a pensar nada, con tu mente anestesiada y sin más tiempo que el necesario para preparar otro día cuyo único aliciente reside en ser uno más que el anterior, uno menos hasta el fin de semana.

Es el momento: Viernes, aunque estás cansado. No olvides hacer tus labores o de lo contrario no podrás empezar el bucle una vez más.

Sales a buscar algo que no existe. Algo que hacer, que sentir, algo que te lleve lejos. Bebes, te pones y sigues buscando. Buscas el amor, salvador, el que hará que todo cambie. De lo contrario, lo sustituyes por algo más fácil e inmediato. Si ya has desistido, te cebas como un cerdo y vas a ver cualquier película que te impida pensar, junto a la misma persona de cada puto día. Huyes a un sitio que te ayude a olvidar de donde vienes. No paras de comprar y consumir buscando tapar ese hueco que nunca se cubre. En definitiva, llenas tu cabeza de mierda, de la que te hace ignorar tu condición o de la que te regodea en ella. Hay prisa, tienes poco tiempo. La evasión es efímera y llega el Lunes otra vez. Sin embargo, el problema sigue ahí, no te has enfrentado a él. Nunca lo haces, no paras de huir, ignorándote y engañándote. Pero ningun método es eficaz y al final tus peores demonios siempre acaban saliendo a la luz. Es lo que hay...

2 comentarios:

torresgump dijo...

Ánimo, sólo quedan 7 días para el próximo lunes.

Ana dijo...

Como te entiendo hoy....:-S