martes, 28 de abril de 2009

¿Y Raúl? ¿dónde está Raúl?





Raro es que entre tantas y tantas entradas nunca me haya dado por ponerme a "generar" a cerca de una figura que me fascina sobremanera. Se trata ni más ni menos que de ese gran hombre (y mejor personaje) llamado Raúl González Blanco.

El fútbol, pasión de multitudes, opio del pueblo o vía de escape de la triste rutina de tantos y tantos, es generalmente un deporte soporífero. Feo de cojones y aburrido como pocos. Sin embargo, tiene algún tipo de ingrediente adictivo que hace de él "el deporte rey" sin discusión. Y es que, en determinados momentos, adquiere unos tintes épicos que hace de sus protagonistas héroes legendarios, venerados ciegamente por el "populacho" que los eleva a los altares y los convierte en los auténticos dioses de la mitología moderna. En mi opinión, el proceso de identificación de un hincha con un club de fútbol ganador no es más que un instintivo mecanismo de acercamiento de éste hacia un concepto de éxito que de ninguna otra manera podrá ni soñar con alcanzar en el transcurso de su vida. Eso sin perjuicio de la "labor social" que realiza cada Domingo convirtiéndose en la excusa perfecta para abandonar el nicho familiar en busca del seductor binomio "amigotes-bar".

Entre los cracks mediáticos los hay rápidos, otros son fuertes y la mayoría son técnicos y talentosos. Si además son increíblemente guapos y resulta que tienen carisma sus sueldos pueden alcanzar los millones de euros y los contratos publicitarios que firmen pueden dejar en calderilla los importes de sus fichas. Raúl González (forrado y con una repercusión mediática como el que más) es un tipo rancio, feo y sin carisma y como jugador es lento, torpe y endeble. Pues bien, estas características no le han impedido acumular más de 15 años en la élite balompédica durante los cuales se ha hecho acreedor a una leyenda inigualable. Raúl, por derecho propio, se está convirtiendo pasito a pasito en la figura más importante de un club legendario como el Real Madrid.

Surge la pregunta, el "Expediente X": ¿y esto cómo es posible? en primer lugar acudiremos al argumento fácil: Raúl ostenta la escasa y preciada habilidad de transformar en gol casi todo aquel balón que merodea por el área sin dueño. Nadie sabe cómo ni por qué pero es un hecho y las manidas matemáticas le han avalado por los siglos de los siglos. En segundo lugar, nadie más cercano que él para que los aficionados se sientan identificados: nacido y crecido en un barrio obrero de la periferia de Madrid, representa mejor que nadie el sueño de tantos, el ascenso instantáneo a la fama a través del fútbol. De la nada al todo con la sola ayuda de un balón. Y por último, hay algo en Raúl distinto que los aficionados no conocemos pero sí sospechamos: su carácter. En la superficie dicen que áspero, tímido y altivo. En el fondo se percibe que subyace una espartana ética del esfuerzo, una fe inquebrantable en sus posibilidades y una ambición desmedida que le convierten en un caníbal insaciable de victorias.

Seguramente haya mucho de esto en el halo sobrenatural que ha envuelto al Madrid en las últimas temporadas que le ha hecho superar situaciones imposibles con un equipo vulgar y un fútbol lamentable pero con una facilidad asombrosa para recurrir a la heroica. El mismo espíritu que le ha acercado a 4 puntos (a la espera del "gran clásico") de un Barcelona de ensueño que a estas alturas está batiendo todos los records habidos y por haber. Los culés son como el chico guapo del grupo, ese que con sólo pestañear consigue que las chicas caigan rendidas a sus pies. Los blancos, por contra, son como el "comeorejas" que, a falta de otros recursos, conquista a la chica a través de la insistencia, por puro aburrimiento.

El Sábado se podría dar la increíble circunstancia de que este "chusco Madrid" se ponga a un sólo punto del, posiblemente, mejor Barcelona de la historia. Sorprendente pero no tanto, con este equipo todo es posible...

Y para terminar, dos videos que reflejan el punto de vista de los "Raulistas" vs "Antirraulistas":



jueves, 23 de abril de 2009

No te quiero, sólo te deseo





Noto tu falta, te echo de menos.
Te busco en vano, no tienes nombre ni cara.
No existes sino en mi imaginación.
No eres nadie y lo eres todo, ángel de labios rojos.
Te creo y te doy forma, ahora te veo en todos lados.

Eres pasado, eres recuerdo. Presente intangible y esperanza futura.
Escudo de frustraciones, opio y anestesia.
No te quiero, sólo te deseo.
Necesito que existas, no que seas mía, así aguantaré toda esta mierda.
Quiero sueño no realidad.
Existes, te toco. No te muevas, lo he conseguido.
Eres lo que quiero...

miércoles, 15 de abril de 2009

Controooooorrrrrlllllll!!!!





No puedo creer que casi 2 años después de su presentación en el festival de Cannes (con buena acogida por parte de la crítica, por cierto) una gentil distribuidora haya tenido a bien estrenar "Control" en España.

Gran parte del "personal" interesado en esta cinta basada en "Touching from a distance", biografía que narra la historia de Joy Division y, más concretamente, de su controvertido líder Ian Curtis desde los ojos (y la "cornucopia") de su viuda, ya la habrá visto en "intenné" pero como yo no soy uno de ellos creo que me pasaré por los cines a "degustarla" (siempre y cuando no la quiten antes de cartel que lleva ya casi una semana!!!). Y es que a los grises "charmlessmanes" como yo nos seduce cosa mala la chispeante figura de personajes como Ian Curtis. Talentos en estado puro abrumandos por el brutal peso de la fama adquirida a velocidad de vértigo, atormentados por el vacío que deja ésta a su llegada y convertidos finalmente en juguetes rotos y mártires del rock. Leyendas inmortales por la vía del suicidio.

¿Frívolos y superficiales niñatos sin personalidad, endiosados caprichosamente o seres con una sensibilidad especial, melancólicos y autodestructivos por naturaleza? Ian, que amaba a dos mujeres simultáneamente, se debatió entre el deseo y el temor a la pérdida del control hasta acabar ahorcado en su propia casa justo antes de iniciar su primera gira por los EEUU.

No se hasta que punto la influencia de Joy Division en la música venidera se ha debido a ese estilo único e inconfundible, al hechizo de sus deprimentes letras y sombrías melodías o más bien al aura creada alrededor de la trágica vida y muerte de su líder. A mí, personalmente, me fascinan ambas cosas. Y qué poquito le ha costado marcarnos al jodío: dos discos y 23 años.

En fin, he leido por ahí que la película del director "groupie" no deja indiferente al espectador (para bien o para mal) y que la interpretación del actor que da vida a "la leyenda epiléptica" no tiene desperdicio.

Sea como fuere, aquí queda mi modesto homenaje para este tipo singular.

miércoles, 1 de abril de 2009

Insoportable levedad





Es una obscenidad hablar del sentido de la vida en un momento de crisis tan severo como el actual, lo sé. Cuando me encuentre mendigando en la puta calle tendré motivos de preocupación más reales y menos trascendentales, lo sé. Precisamente es por ello que es justo ahora cuando tengo que plantearme este tipo de cosas.

Ayer sucedió un hecho que no me dejó indiferente, al resto tampoco. La historia de una vida dedicada por entero a una organización llegó a su fin. Cruel silogismo: ¿qué eres?, o lo que es lo mismo, ¿a qué te dedicas? ya no me dedico a nada, ni me dedicaré, luego ya no soy nadie...

Un instante de reflexión fugaz, el día siguiente todo habrá pasado y nadie se acordará. Tu huella se habrá borrado para siempre y el voraz discurrir del "monstruo" continuará inmutable, tópico pero verídico. Tú, elemento indiferenciado y sustituible, insignificante en la inmensidad de la "selva de hojas". Animal racional, paradoja inevitable, me carcome pensar en ello pero no puedo dejar de hacerlo.

Habrá sabido coexistir con esa verdad durante toda una vida, se habrá evadido de ella anestesiada por ese sentimiento de comodidad pero ahora no hay escapatoria, está sola ante ella.

Y tú, ya hace tiempo que te fuiste. Te han quitado la identidad si alguna vez la tuviste. Lo vi ayer en el brillo de tus ojos, triste y melancólico, lo diste todo y no has dejado nada. Lo sabes y te jode, te sientes vacío. Te preguntas: "¿y ahora qué?"

Es imposible escapar de la levedad pero al menos sigo queriendo pensar que puede haber algo que me permita dejar mi sello. Leve igualmente pero, al menos, personal y único. Luchar por esa identidad, ese es el camino a perseguir. No quiero perderme para siempre en esta "selva de hojas", un lugar en el que nunca nadie te podrá encontrar, un lugar en el que nadie sabrá si alguna vez estuviste...